Elián González Brotons

¿Qué puede pasar por la cabeza de un niño de cinco años que flota solo en medio del mar después de perder a su madre en un naufragio? Dicen que le rezaba al Ángel de la Guarda y que unos delfines arrastraron su balsa hacia la orilla, pero la opuesta, lejos de su padre y su verdadera familia en Cuba.

El pequeño Elián González Brotons se convertía en víctima de la Ley de Ajuste Cubano y al mismo tiempo en el protagonista de la batalla de todo un pueblo por su regreso. El niño náufrago devino joven revolucionario de 24 años que compartió su historia  en el Tribunal Antimperialista, uno de los espacios medulares del XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes.

Su historia y las imágenes de su regreso en junio del año 2000 estremecieron a los presentes y unificaron las voces contra el imperialismo. Al recordar su experiencia Elián no pudo contener las lágrimas. Tampoco el auditorio que escuchó en primera persona un testimonio desgarrador.

Elián rememoró como, al ser víctima de la Ley de Ajuste Cubano, él junto a su madre salieron ilegalmente de Cuba hacia Estados Unidos y la embarcación naufragó en medio de la travesía. Sostuvo que al dolor de perder a su mamá y estar lejos de su padre y de su tierra, se sumó la violación de sus derechos e identidad en tierra estadounidense.

“Violaron todo lo que es mi Patria, mis sentimientos, todo lo que era mi cultura”, sentenció Elián, quien expuso que estos atropellos sucedieron con la aprobación del gobierno de Estados Unidos. Asimismo añadió: “¡Nuestro crimen ha sido la soberanía! ¡La soberanía se conquistó, de verdad, en enero de 1959! ¡Nuestro crimen ha sido el socialismo!”.

González Brotons apuntó otros aspectos de condena al imperialismo como los 60 años de bloqueo contra Cuba, freno principal para el desarrollo del país. Recorrió la Historia de Cuba puntualizando en hechos que deben ser enjuiciados y condenados como la invasión mercenaria a Playa Girón, orquestada por la Agencia Central de Inteligencia; la permanencia ilegal en territorio cubano de la Base Naval de Guantánamo y el crimen de Barbados donde murieron 73 personas.

Al cierre de su intervención pidió, por el heroico pueblo de Cuba que ha preferido desaparecer antes que ponerse de rodillas, condenar al imperialismo yanqui por todos los daños humanos y económicos ocasionados.

En el tribunal se alzaron otras voces del mundo como la del joven saharaui Omar Hanesa, quien sostuvo que en 1975 su país quedó bajo el dominio y ocupación marroquí, después de dos años de colonización española. Asimismo demandó justicia por los delitos cometidos y reclamó la libertad de los presos políticos, condenados a más de 20 años por organizar marchas pacíficas para defender la causa de su pueblo.

También se escuchó al coreano Ri Cho Liu, representante de esa nación, quien enumeró los daños causados por el bloqueo económico del gobierno estadounidense a Corea Democrática por más de 60 años, con el objetivo de someter a su país.

El Tribunal devino espacio de unidad para luchar contra el imperialismo al denunciar sus crímenes y demostrar que los jóvenes del mundo están dispuestos a hacer realidad el axioma de que un mundo mejor es posible.